lunes, 2 de junio de 2014

....es hora de dormir!



Hola de nuevo! después de una temporadita sin escribir hoy vuelvo para hablaros del sueño infantil. 

Debemos saber que es importantísimo cuidar el descanso de nuestros niños, ya que si no tienen unos correctos hábitos a la hora de dormir, tanto las siestas, como por la noche, su rendimiento a lo largo del día será menor, su carácter se verá afectado y aunque suene contradictorio, cuanto más cansados lleguen a la hora de irse a la cama, más les costará conciliar el sueño.

Tenemos que contar con que cada niño es un mundo, y por tanto, tendrán diferentes necesidades, incluidas las horas de sueño. De esta manera, tendremos niños de las mismas edades, que requerirán tiempos diferentes a la hora de dormir. Con esto me refiero a que, por ejemplo, podemos encontrar diferentes tablas en Internet de las horas de sueño que necesita cada niño según su edad. Y aunque pueden orientarnos, no serán definitivas para calcular lo que cada uno necesite.

Fuera de estas necesidades, nos encontramos con dos tipos de niños: los que se duermen nada mas tumbarse sin mayor problema, y los que necesitan un poco de ayuda para relajarse.

Dicho esto, lo que hoy quiero contaros es un truco que utilizo a diario y que puede veniros bien a las mamás de niños que tengan un poco de dificultad para dormir a sus pequeños.

Lo primero de todo: la rutina. Como en todos los aspectos del día, es  básico que el "ritual" de irse a la cama sea también rutinario. Lo ideal es acostarles siempre en el mismo sitio, a la misma hora, y de la misma forma. 
Hecho todo esto y llegado el momento de meterse en la cama, lo que haremos es crear un ambiente de relajación, sin luz, sin ruidos, con movimientos y palabras suaves.

La forma de ayudar a nuestro niño a dormirse es muy sencilla. Le acomodaremos boca abajo, con la cabeza hacia un lado y le taparemos hasta la oreja que queda hacia arriba. Nos colocaremos a su lado, en una silla o de manera cómoda para estar lo más relajada posible, y pondremos una mano encima de su culete balanceándolo hacia los lados con movimientos firmes y siempre a la misma velocidad. Podemos acompañar ese balanceo con un sonido rítmico (1 golpe por segundo) con un pie en el suelo, o con la boca... Pasados unos minutos, notaremos como el niño se habrá relajado, y bajaremos la intensidad de los movimientos y del sonido paulatinamente hasta dejar de tocarle.

Los movimientos que debemos realizar, variarán en función de cada niño. Hay algunos que necesitan un leve contacto para sentirte cerca, y otros que dan más vueltas para encontrar una postura cómoda y necesitan un balanceo más agitado.

Espero que os ayude! Hasta pronto!

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